Presentación de «Tripolar», primer disco de Marino Sáiz.

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Si Winston Churchill hubiera sido un hombre estable y equilibrado no habría podido inspirar a Gran Bretaña en 1940 cuando todo estaba en contra. No me cabe ninguna duda de que un líder juicioso habría asumido la derrota. Pero Winston no. No debía. Pero tampoco podía. Su bipolaridad se lo impidió. Bendito sea él y todos los desórdenes que nos sacan de la gris eutimia y nos llevan a conocernos más. Y sobre todo a tener excusas para hacerlo; llegar más y más lejos; más y más dentro; más y más todo.

La bipolaridad es el diagnóstico psiquiátrico que describe un trastorno del estado de ánimo caracterizado por la presencia de uno o más episodios con niveles anormalmente elevados de energía, cognición y del estado de ánimo.
«Entonces, ¿qué es la tripolaridad?» le pregunto a Marino Sáiz, violinista y cantante que ha acompañado durante años en el escenario a Andrés Suárez, Marwan, Conchita, Luis Ramiro, Rozalén, Pez Mago, Diego Ojeda, Funambulista o Tontxu. Un músico todo terreno que se ha hecho un hueco enorme en los escenarios españoles. Un Jano. Y una delicia a escuchar.
«Es toda mi generalidad. Mis vértices. Mis picos. Mis subidas y bajadas. Los que me conocen saben que soy un chico muy especial. Introvertido pero excéntrico. Controlador y con locuras temporales. Pasional y con una gran carga de emociones diarias. Esa es mi tripolaridad. Y también es lo que ha dado nombre a mi primer disco
«Tripolar» es la puesta de largo de Marino. Su primer disco. La respuesta a lo que muchos llevábamos esperando tiempo. Y su gran promesa cumplida. Autoproducido junto a Andres Lewin, amigo y cantautor que le conoce bien, tanto es así que «nadie podría haber hecho un disco así de especial». Un disco lleno de matices, grandilocuente y apoteósico (lo poco que he podido escuchar) con temas compuestos íntegramente por él.
La presentación oficial será, ni más ni menos, que en la Sala Galileo de Madrid el 25 de noviembre. «Me veréis con Luis (Ramiro) Fran (Fernández), Funambulista, Rozalén y Diego Ojeda. Y con una banda eléctrica y un grupo de cuerdas
Las entradas, que yo lo vi, volaron en apenas dos horas, aunque aún se pueden comprar algunas localidades de pie a través de entradium.com.
Su Facebook es un hervidero desde hace unos días. Gente que le apoya, que le quiere. Gente fiel.

«Estoy flipando. Emocionado y con ganas de besar a todo el mundo que vaya este martes«. Y seguramente lo haga. Uno a uno. Porque eso es ser grande. Y este tipo lo es, porque quien se hace acreedor de tanto amor ha de serlo por fuerza.

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Marino está nervioso. Sabe que lo que le espera es duro: entrar por la puerta grande al mundo de la música. Delante de cientos de ojos ávidos y abiertos como boca de lobo. Sin el parapeto y refugio de su violín. Solos él, su micrófono y las ideas que se atropellan alborotadas en su cabeza. Rodeado de los que le quieren bien, sí. Pero en el fondo sólo. Completamente solo. Incluso puede que hasta sin sus otras dos caras. Quién sabe.

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Nacho Rabadán

Nacho Rabadán

Periodista y músico. Trabajo donde puedo. Aquí lo hago porque quiero. www.nachorabadan.com

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