El cine en el 2014 invadió muchas salas cinematográficas haciéndonos soñar, reír, llorar, tener miedo o soltar un grito de adrenalina. Pero sin duda, y al cine que me suelo referir, como el que se encasilla claramente dentro de la etiqueta “cultura” y no “entretenimiento” y que merece un mejor trato, ha tenido una serie de títulos imprescindibles, y algunos de ellos nada sonados en nuestro país.

Y por ello merecen una especial mención, y al menos el intento de visionado de las siguientes cintas:

El pasado, film de Asghar Farhadi que se coronó con títulos como About Elly (2009), y la más sonada Nader y Simin Una separación (2011). Un film que narra la relación de un hombre iraní de mediana edad, que llega a París tras cuatro años de ausencia para formalizar su divorcio de Marie que vive con sus dos hijas de matrimonios precedentes y con Samir, su novio magrebí. Una gran reflexión sobre el peso del pasado en nuestras vidas, y de la dificultad de salir adelante sin él.

La venus de las pieles, película del gran Roman Polanski que se inmiscuye en una estética y un motor teatral, para construir una narración perfectamente guiada por unos diálogos soberbios y muy bien pulidos gracias en parte a la adaptación de la novela erótica La Venus de las pieles  del escritor Leopold von Sacher-Masoch.

Winter sleep, un film de Nuri Bilge Ceylan, de larga e intensa duración, pero que no deja indiferente y que fue ganadora de la Palma de Oro el pasado festival de Cannes. Un relato complejo y una reflexión muchos más allá de la pantalla.

Ida, una película de Pawel Pawlikowski con una fotografía solemne, construida en blanco y negro y con estética cercana al realismo, nos relata desde el punto de vista de una novicia en la Polonia de los años 60, el peso de la ocupación nazi en la sociedad.

Boyhood, de Richard Linklater, es el film con más reconocimiento del último año. Es un ejercicio sobre el tiempo y una reflexión sobre el propio cine que ya se nos puso en tela de juicio en su pasada trilogía Antes del amanecer, Antes del atardecer y Antes del anochecer. Un film realista, que no real, que refleja casi simétricamente la adolescencia de un niño de la manera mas fiel posible. Un relato intimista, y puro de los que el cine hollywoodiense se suele alejar. De lo mejor del último año.

Mommy, película de Xavier Dolan, el joven cineasta canadiense que ya cuenta con títulos tan importantes cómo Los amores imaginarios, y una filmografía casi cercana a implantar su sello de autor. Sólo un apunte de la sinopsis hace que te enganches, y más aún el desarrollo del relato: “Una madre viuda se encarga de la educación de su violento hijo sola. Pero cuando parecía que todo estaba perdido, un soplo de esperanza llega al conocer a su misteriosa nueva vecina”

Maps to the stars, película del gran Cronenberg, sobre los excesos y delirios de la vida hollywoodiense-norteamericana. Un film que no deja indiferente como ninguno de sus anteriores y que la interpretación de Julianne Moore fue reconocida en el pasado festival de Cannes, y poco apreciada en su conjunto en la crítica cinematográfica. Nos parece que hay que verla, aunque sea extraña.

Magical Girl, por fin una española, de Carlos Vermut. Uno de los films que más me sorprendieron el último año. Un relato cercano al cine negro, con tintes muy castizos a la par que modernos, y que sobretodo se entremezcla a la perfección con un guión que dice muchas cosas. Si se mira entre líneas, y seguro que sucederá tras su visionado, porque impacta, hay muchas lecturas sobre lo que yo llamo “el ser español”. Que cada uno saque sus conclusiones. A mi me parece casi un ejercicio obligatorio.

Perdida, de David Fincher. Un thriller entre policiaco y negro perfectamente guiado y que nos hace dudar hasta de nosotros mismos. Algunas lecturas hay de crítica a la sociedad de medios, y una gran reflexión sobre la ficción en general y el matrimonio.