Imprescindibles del cine español: El espíritu de la colmena

Obra maestra del director Víctor Erice, y joya dentro del baúl de la cinematografía española, El espíritu de la Colmena es de esos films poco valorados dentro y de visión obligatoria fuera de España.

Narración sobre la posguerra española, no es el típico film de miseria y hambre, sino una película perfectamente construida a través de los ojos de una niña, que nos muestra lo que fue aquella contienda, aquellos días que se suspenden entre la realidad y la ficción. Con una estética propia de los pueblos castellanos, interminables campos áridos, casas lúgubres y solitarias, está todo perfectamente medido para reflejar con claro acierto la vida de Ana y su hermana Isabel.

El inicio del film nos sitúa en 1940, en el pueblo de Hoyuelos, en el que se proyecta la película Frankenstein y todos los lugareños acuden a verla. En esa escena, Erice nos introduce a ése viaje inmóvil. Y os preguntaréis ¿qué es eso? Para mi gusto, un buen film no se construye sólo con una buena estética, o con un buen guión, si no que tiene que tener en cuenta y conocer los mecanismos del imaginario fílmico. Y hay pocos. Este es uno de los maravillosos casos en el que se nos pone en juego una metarreflexión sobre el propio cine, en la que Ana, una niña pequeña que aún no sabe lo que supone todo ello, llegará a confundir la realidad y la ficción, creyendo que al salir de la sala cinematográfica, la narración de Frankenstein continúa. ¿Y acaso no es así? ¿Acaso los niños saben distinguir entre un cuento de navidad como ficción y los reyes magos como lo mismo?

Fotograma de la película El espíritu de la colmena
Fotograma de la película El espíritu de la colmena

Erice, nos hace partícipes de ese truco, y juega con el personaje de Ana para desenvolvernos el potencial que tiene el cine no sólo como forma de evasión, sino de aprendizaje de la realidad, una realidad aparentemente dolorosa debido a la posguerra y a la Guerra Civil y que necesita incluso de ficción para entenderla. (Por cierto es importante las referencias subliminales a los inicios del film, como la escena del tren, referente a la primera proyección cinematográfica en 1895 de los Lumiere, o Frankenstein)

Además de ésta impresionante reflexión se no pone también sobre la mesa un discurso sobre los estragos de la Guerra, con frases como: “cuando descubro a mi alrededor tanta tristeza, algo me dice que a lo mejor con ellas se fue nuestra capacidad de sentir de verdad la vida”.

Y es que es en la Guerra donde se incurre en la existencia de los individuos, controlándolos, examinándolos y manejándolos, como si fueran abejas (de ahí la elección del título el espíritu-referencia a la ficción, y la colmena en referencia a las abejas). Esto se refuerza con el escrito del padre, Fernando:

«Alguien a quien yo enseñaba últimamente mi colmena de cristal, el movimiento de esa rueda tan visible como la rueda principal de un reloj. Alguien que veía a las claras la agitación innumerable de los panales, el zarandeo perpetuo, enigmático y loco de las nodrizas sobre las cunas de la nidada, los puentes y escaleras animados que forman las cereras, las espirales invasoras de la reina, la actividad diversa e incesante de la multitud, el esfuerzo despiadado e inútil, las idas y venidas con un ardor febril, el sueño ignorado fuera de las cunas, que ya acecha el trabajo de mañana. Alguien que miraba esas cosas, una vez pasado el asombro, no tardó en apartar la vista en la que se veía no sé qué triste espanto«

Fotograma de la película El espíritu de la colmena
Fotograma de la película El espíritu de la colmena

Con grandes silencios que construyen todo aquel clima, y referencia directa a la gente que vivió la Guerra, y vivió un exilio interior durante años (como el caso de muchos poetas) con una estética barroca propia de lo mejor de Caravaggio Rembrandt o Vermeer. Con una simbología tratada como en pocas películas, referentes a la ficción, al mundo infantil, a la muerte, a la vida, al poder y a la Guerra.

Es un film de esos que cuando haces zapping cambias rápidamente diciendo “bah otro más”, pero que equivocados nos perdemos lo mejor del cine de autor europeo. Por ello El espíritu de la colmena está situada en mi estantería al lado de los grandes como Bergman, Rosellini o Buñuel.

Fotograma de la película El espíritu de la colmena
Fotograma de la película El espíritu de la colmena

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Paula López Montero

Paula López Montero

Nací en 1993, lo demás es historia

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