BOYHOOD

En ese fin de la carrera hacia los Óscar que pronto veremos anunciada tras una larga trayectoria de valoración de aquí para allá (-¿cuál es el mejor guión?- ¿la estética? -No, pero éste habla de cosas más importantes-. -Pero en aquel las referencias son más inteligentes-, etc), ya hemos hablado de las grandes apuestas que son Birdman, El Gran Hotel Budapest, Whiplash, y en categorías más pequeñas de Relatos Salvajes, Interstellar o Into the Woods. Pero nos faltaba quizá la que sin duda sea una de las películas más importantes del año pasado, y puede que marque un hito en la historia del cine (de ahí su importancia).

Hace poco leía una crítica que la titulaban “Momentos de una vida coñazo”… yo en ese momento me preguntaba: ¿pero ese tío se piensa que todos llevamos vidas de superhéroes o qué? Mal crítico (y lo siento) era si no es capaz de comprender las dos posiciones que desde los inicios del cine, allá por 1895, han estado en constante diálogo: Hollywood vs. El realismo baziniano propio de los Lumière.

Sólo con una pizquita de historia, se sabe que el cine, nace de la fotografía, de captar la realidad, embalsamarla, y poder representarla. Pero pronto se vió que también servía para crear historias desde cero, para albergar un mundo de ficción antes solo concebido por la Literatura. Yo me atrevo a decir aquí que Richard Linklater es un perfecto alquimista con el cine, y que sin duda en pleno discurso sobre su trayectoria alegaría un fanatismo por Bazin, que sólo él sabe comprender.

Fotograma Boyhood -1
Fotograma Boyhood -1

Su magnificencia viene de el haber comprendido que el arte, y en especial el cine, bebe de la realidad, y que es ésta la que tratamos de comprender, de descifrar a través de su antítesis: la ficción. Por ello, lejos de reflejarnos un mundo idílico, de galaxias con extraterrestres, de superhéroes que engrandecen nuestra ansia de inmortalidad durante dos horas pegado el culo a la butaca, nos pone sobre la vista relatos que reflejen una realidad y que nos haga pensar en nosotros mismos.

Así es su espléndida trilogía Antes del amanecer, Antes del atardecer y Antes del anochecer (todo un ciclo del que habría muchas cosas que mencionar), películas que reflejan a la perfección las diferentes etapas de una pareja, con o sin happy ending, pero que desde luego abren camino a muchas interpretaciones no sólo sobre la realidad, si no sobre el cine, el ser hombre o mujer, la filosofía, el arte, etc. Aquí se inicia ese ejercicio que tiene como cúspide Boyhood. La trilogía sigue la misma línea de tiempo que sus personajes, por eso tendríamos que esperar a que ellos madurasen para ir corriendo al cine a ver que pasaba con Delpy y Hawke.

Poco o nada conocida es Waking Life, pero es un ensayo súper potente sobre la filosofía y la existencia, de nuevo de la mano de ese dilema ficción vs. Realidad. Derrida estaría orgulloso de ese binomio.

Fotograma Waking life
Fotograma Waking life

Y ahora Boyhood

Con la misma idea de recorrer la vida de los personajes-actores que surge en la trilogía de Antes del Amanecer, Linklater decide recorrer las etapas de la vida de un niño, para hablarnos no sólo de la realidad, si no del desarrollo personal de cada uno, y lo más importante: Sobre el tiempo. Esa línea recta del tiempo occidental, ese vivir intentando conciliar lo que eres con pasado presente y futuro, y que Linklater reclama un Carpe Diem, del que nos salvará de nosotros mismos y de la sociedad. No hay ningún plan para nadie, más que ser nosotros mismos y buscarnos en ése camino.

Fotograma Boyhood-2
Fotograma Boyhood-2

Es genial la escena final: No es aprovechar el momento, si no que el momento se aprovecha de ti, porque siempre es ahora mismo y no lo puedes evitar. Está en tu mano sacarle el mejor partido del ahora.

Y lejos de analizar todos los detalles que hacen de 3 horas de película una síntesis bien argumentada sobre el desarrollo personal de Mason (Ellar Coltrane), mencionamos algunas reflexiones que acompañar al protagonista en su Boyhood: La fotografía (no podía ser de otra forma que Mason fuese fotógrafo, por lo ya mencionado de la realidad del cinematógrafo), la sociedad (ese dilema del tener que vivir siguiendo un modelo que no has elegido, y que se pone también en juego en las reflexiones de Antes del Amanecer), el fantasma de la figura paterna y la quiebra de valores, el divorcio, el amor como desarrollo y aprendizaje, la amistad, etc.

Fotograma Boyhood -3
Fotograma Boyhood -3

Bueno, ni que decir tiene la BSO, sutil en esencia. Hero de Family of the year se ha convertido en un icono, y su letra (I don’t wanna be your hero) nos vuelve a poner sobre la mesa esa no necesidad de ser héroes para tener una vida feliz (aquel crítico la verdad que no entendió nada).

La estética, los planos, las actuaciones no podrían ser de otra forma, y creo (y con el corazón dividido con El Gran Hotel Budapest, pasa lo mismo que en los Goya: dos grandes películas, una sola vencedora) que Boyhood saldrá vencedora en los Óscar, y vencerá a lo más importante y sobre lo que versa: El tiempo.

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Paula López Montero

Paula López Montero

Nací en 1993, lo demás es historia

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