La Historia de Amor del Caos y la Certeza

Un día cualquiera, en un lugar cualquiera, a una hora cualquiera y con una temperatura cualquiera -eso sí, lloviendo-, apareció lentamente una figura enorme, en sombra, como si su cuerpo se fusionara con cada gota de agua que caía, como si cada poro de su piel se alimentara de cada molécula del agua que caía sin cesar. Su cuerpo no se mojaba, ni siquiera su pelo. La figura además lloraba, ¿por qué lloraba? No lo sabemos. Eso daba igual.

Entonces se avistó a lo lejos otra figura, esta vez más menuda, un 1 de febrero, en un parque lleno de almendros, a las tres de la tarde. El termómetro marcaba 18 grados centígrados con un sol espléndido que iluminaba el cielo límpido de nubes. Nos cegaba la luz, aún así se podía diferenciar a una mujer. Sonreía, porque sabía que algo grande le esperaba, como si su corazón la animara a sonreír y acorrer sin parar… Venía tan tan deprisa que estaba empapada en sudor.

Estas dos figuras, de repente, se encontraron en una línea que dividía el mundo “Cualquiera” y el mundo “Momento Justo”.

Se miraron.

Ella dejó de sonreír.

Él dejo de llorar.

Se enamoraron.

Ninguno fue capaz de cruzar.

Era demasiado arriesgado mezclar el Caos con la Certeza.

 

Fotografía: Marina Crovetto

COMPARTIR EN:

Marina Crovetto

Marina Crovetto

En mí podrás encontrar escritos simples y complicados, poesía, cuentos y microcuentos. La brevedad a veces lo es todo, como una fotografía que resume un largo viaje.

Sigue la cultura

Suscríbete a nuestra newsletter para estar a la última en las noticias culturales de dafy.magazine

logo_iso_dafy_magazine_2022

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más entradas

Arte

Huellas.

Te aviso que en mi cama cabes tú con tus canciones, yo con mi conciencia carcomida por la culpa y

Leer más »