«Con gran sorpresa y una emoción intensa,
el noble cuento aceptó el trato que la poesía le propuso
y la acogió amablemente con las tapas de sus cubiertas abiertas.
Entre sus párrafos, le hizo un hueco
adornado de silencios
para no asustarla, sin exclamaciones impertinentes
que la molestaran con sus gestos de admiración».