43 grados de belleza

43 grados de belleza. Mi cielo de Madrid no perdía detalle. Su risa se adueñaba de mi acento indeciso, para de seguido sonrojarse ante mis contundentes miradas. Sus pasos de peatones simulaban safaris en los que ella tenía la melena del león, y yo los prismáticos del que contempla enamorado, su libertad. Dónde los demás… Seguir leyendo 43 grados de belleza