Ellos no lloran

Ellos no lloran, ¿sabes? Al menos no de la manera en que lo hacemos nosotros, echando un mar de lágrimas para aliviar la opresión de un pecho poco acostumbrado al peso de la realidad. Ellos no lloran, pero no porque no les duela, no porque sus corazones sean de piedra ni tampoco porque no les… Seguir leyendo Ellos no lloran

Madrid, a veces, te salva la muerte.

Ayer me sacaron a bailar y bailé hasta que me dolió respirar.Ayer también canté. Canté con ganas, con fuerza; fui un espectáculo. Canté hasta que me dolió la garganta y no podía tragarte más. Ayer estuve andando por Madrid, mientras cantaba e iba agarrada del brazo de uno de ellos, y no estaba pensando en… Seguir leyendo Madrid, a veces, te salva la muerte.

Encantada pero ya no te conozco.

Nos unía el sexo, las lecturas comunes y el deseo de ser algo más que lo que los demás habían decidido que fuéramos. Me juré que era cuestión de tiempo, cuestión de esperar, de dejar de contar los minutos, de dejar de pensar constantemente en imposibles, de soportar las tardes como ésta y esperar que terminen… Seguir leyendo Encantada pero ya no te conozco.

Como el que ve llorar.

Cuando comprendí que mi nombre tenía distintos significados según la boca que lo pronunciase, quise quemar todos los diccionarios de mi ciudad. Más tarde me crucé con la tuya, sonriente, y no supe entender la diferencia entre pirómana y ganas de arder. Pero hoy te he visto triste y ha hecho frío en todas las… Seguir leyendo Como el que ve llorar.

Cuando me vaya

Algún día quizá, me iré. Como quien que no precisa del tiempo como quien que muerde y araña como quien no conoce el nombre de las cosas como la que es sombra y paréntesis como la que se llueve en los lavabos como la que entierra un muerto en sus zapatos. Me iré. Como la… Seguir leyendo Cuando me vaya