Caminando por las abarrotadas calles de Ernakulam, en la ciudad de Cochi, India, un fuerte olor llama mi atención. En una pequeña tienda de apenas 2 metros cuadrados situada en un oscuro callejón, un tendero muy sonriente vende bolsas de especias variadas. Cúrcuma, chili, jengibre y otros aromas se mezclan en una combinación de lo más atractiva. Pregunto si puedo pasar a la trastienda y el señor, sin perder un ápice de gracia me señala una puerta lateral y me invita a entrar.
Tras varios pasillos y una zona donde los chilis se muelen en grandes cantidades, una serie de habitaciones dejan ver a un grupo de mujeres que pacientemente machacan y envasan las especias. Cada habitación esta impregnada de colores amarillo y rojo y se hace difícil respirar sin que te pique la nariz. Un verdadero deleite para los sentidos con los vivos colores, deliciosos olores y los sonidos de las mujeres riendo y moliendo sin parar.