Cuántas veces te has visto llorar por él,
Cuántas veces lo has visto llegar con el corazón entre las piernas alegando un amor que sólo recuerda mezclado con ginebra.
Cuántas veces te has quedado viendo como sale de ese cuarto con paréntesis, pisando tu orgullo y condones a cada paso.
Es la última vez, te decías,
mientras sonaba tu teléfono y mi foto aparecía en la pantalla.
«Aquí está lloviendo, y a juzgar por tu tono de voz, doy por hecho que ahí ha llegado la tormenta…
Vístete, voy a buscarte.
Iremos a la colina, nos sentaremos en el césped mojado,
y nadie más que yo será capaz de diferenciar entre tus lágrimas y la lluvia.»
Quizás sea el momento de hacerle caso a la razón pensabas.
Aunque a mi gran pesar,
bien sabemos que el corazón,
con ginebra,
siempre sabe mejor.