Te amé en el asiento pasajero,
de un Fiat 500 en enero.
Quise que me quisieras eternamente,
quise dejar de quererte.
Besé tu sabor a miel permanente,
besé lo inbesable de tu piel ardiente.
Me dejaste probar lo insólito,
de tu maldito efímero rojo.
Me amaste de noche,
cuando en el mundo florecía
tu maldita anfetamina.
Amé a otros cuerpos desiertales,
en universos infernales
Besé sabores a caramelo y olvido,
intenté alejarme del laberinto.
Les amé de noche cuando el mundo llovía,
utilicé sus besos como paracaídas.
Les di lo que a nadie había dado,
les llevé a lugar paradisiacos.
Les amé de noche mientras
la pasión se apoderaba,
del agridulce recuerdo de tu mirada.
Autora del poema: Elfva Barrio