Anoche soñé contigo y seguías aquí.

Anoche soñé contigo, no tenías los ojos rojos ni un universo violáceo en las ojeras. Tu nariz era tu nariz y no aquella fosa nasal que anunciaba muerte, tus mejillas ya no eran globos hinchados de dolor y sangre. Tu cabeza era sinónimo de pelo y pensamientos obscenos. No te dolía, no conocías la oscura… Seguir leyendo Anoche soñé contigo y seguías aquí.