Cómo entrar en el espejo si no logro salir de mi cuerpo
Como entrar en tu casa si no logro salir de mi cuerpo
Como olvidar aquella casa, abuela, si no logro salir de mi cuerpo
Como olvidar tu nombre, si no logro salir de mi cuerpo
Como gritar otro nombre, si no logro salir de mi cuerpo
Como gritar en silencio, si no logro salir de mi cuerpo
Como comprender tus silencios si no logro salir de mi cuerpo
Como comprender la vida, si no logro salir de mi cuerpo
Domingo, despierto
Pasan los días y el mundo se abalanza inquieto
Y aunque creo que ya no creo en el precipicio, en la caída
Hay un silencio absurdo me observa, sentado en la silla,
con una sonrisa de carcajada, cansada, muda, rota
Y yo, que no persigo fin,
sólo vivo del crear distancia
Porque ya no soy una niña.
Me sangran las encías porque me hago mayor
Toso. Escupo. Pierdo el conocimiento. Pierdo la respiración. Pierdo la conciencia.
Cierro los ojos
Sábado, despierto de nuevo,
como el ayer en una botella
Soy un rostro sin nombre que habla a dos voces
E intento recordar,
Pienso. Pienso. Pienso. Pienso. Me pierdo. Pienso. Pienso.
Tengo 53 primaveras y tan sólo dos otoños.
Y es que crecer es siempre un poco demasiado difícil
Miro, miro, y no entiendo. Y miro.
Soy transparente, y me lloro, cuando nadie piensa en mí.
Cierro los ojos
Viernes, no despierto
Ahora soy la mitad insignificante de algo, aunque me soñaba entera,
Yo, que creía que la velocidad no era más que espacio sobre tiempo
Me desconozco, y todo me sabe a viejo, a prestado, a oscuro
Y pienso, la que cae y la que empuja, a veces me siento ser ambas
Cierro los ojos
Jueves, duermo, sólo duermo
Tengo un cuerpo que no me pertenece
Soy cosas, a pesar de no serlas.
Y la vida, como un cruzar de trenes en decadencia,
No parecería un accidente si el cuerpo fuera blanco y tuviera nombre de animal
Pero las cosas pesan demasiado
Y mis huesos ahora son extrañamente blandos,
Así que me alcanza el pasado, que no es más que un hoy desbocado
Cierro los ojos
Miércoles, sueño
Será que el tiempo ya no es eso que sucede en los relojes
Porque sólo comprendo las cosas que aún no tienen nombre
Como la belleza de los días ordinarios
O como la guerra absurda contra el devenir de los años
¡Espera! no, no sueño, estoy despierta, sí estoy despierta
Es el cambio magnifica los recuerdos, que tan sólo son camino andado
Así que me miro, y los ojos me desnudan.
Las uñas crecen, mi pelo se cae, y la ropa me queda pequeña
¿Entonces? No, debo de estar soñando
Pero es que tan sólo comprendo pocas cosas,
Como la tarde cuando atardece
Como la lluvia que me moja el pelo
Como la hora exacta de la inocencia
Cierro los ojos
Martes, ¿acaso he despertado? ¿acaso sigo soñando?
Mi cuerpo se destruye, lento como un funeral generoso,
Y sé que algún día,
quizá, me iré,
como la que no precisa del aire
como la que entierra un muerto en sus zapatos
como la risa inocente de aquellos años azules
quizá, me iré
Cierro los ojos
Lunes, no logro despertar
La vía de escape no es la ventana, es la cerradura
No logro despertar
Mis pasos se derrumban y casi ni han nacido
No logro despertar
Corro en círculo hacia ninguna parte
No logro despertar
La eternidad ya no es prolongación de mi existencia
No logro despertar
Dónde reside la magia
No logro despertar
Demasiada cordura a destiempo
No logro despertar,
No logro despertar,
No logro despertar
No quiero despertar
¡Pero despierto!
Y mi voz de niña perdida grita a cada segundo en mi cabeza:
El siempre es un sueño, y no existe…
El siempre es un sueño, y no existe…
El siempre es un sueño, y no existe…