Los madrileños estamos acostumbrados a ver Madrid de un millón de maneras diferentes: con luces de Navidad, siempre en obras, con fachadas imperiales que de repente son blancas, conciertos que abarrotan las calles en junio y hasta hemos visto un concierto de Rosalía en la Plaza de Colón.
Y aún así, nunca habíamos visto nuestra ciudad tan desierta. Estos días de confinamiento, nos han dejado paisajes que no pensábamos posibles. Una Gran Vía llena de charcos vacía. Un Santiago Bernabéu en domingo sin gente en los bares ni cantando gol. Un metro en hora punto sin una sola persona. Malasaña de noche con todos los locales cerrados. Ni un solo concierto en la capital.
Durante más de 60 días de confinamiento puede parecer que la ciudad se ha quedado sin vida, pero nada de eso, simplemente la vida migró a los balcones, a las ventanas y las terrazas. Se han cambiado los escenarios de locales por música vecinal improvisada para todo el barrio, y ya no se han cantado goles, pero sí se han aplaudido héroes cada día a las 20:00h. Madrid es la ciudad de la vida eterna, pero también es la que se confina en casa y le saca todo el partido que puede a la cuarentena, para salvar vidas de nuestros vecinos, amigos, familiares y conciudadanos.
Porque unidos nunca hemos perdido, volveremos a la calle, Madrid, y seremos invencibles juntos.