Y no podía dejar de mirarte.
Porque eras llama y trueno. Porque tus pupilas ardían y tu azul se deshelaba.
Porque la realidad paró en su giro y el tiempo en su órbita.
Porque en un solo instante no existía más que tu boca desmadejándose.
Porque no asomaban palabras, ni existen palabras que describan.
Y yo no podía dejar de mirarte.
Porque cuando abriste los ojos te vi completo. Te vi vulnerable y sentido,
te vi expuesto, herido, humano, contraído en millones de esquinas
que se redondearon sin preaviso.
Salté al vacío sin pensarlo, me dejé ir, atravesé tus corrientes, tu complejidad hecha olas.
Y pude verte auténtico. Y me sumergí en tu vorágine.
Y juro por mi vida que murió una estrella porque tanta belleza no cabía en un mismo universo.
Y, maldita sea. Ya no puedo. Ya no puedo ni podré jamás…
dejar
de
mirarte.
[videoembed type=»youtube» url=»https://www.youtube.com/watch?v=PrrSH6P7eDw»]