No hay mayor prisa que la que el humo duerme,
que con saña avanza hasta que el orgullo vence.
Crecen audaces como pechos inmaduros,
salvajes y excitantes cual sagaz adolescente,
comiéndose la vida a bocados estridentes,
gritando silencios que avivan y mueren.
Luz de mediodía que provoca bostezos fallecidos,
cerrando los ojos con cigarro de fuego,
cayendo lento en la barba de sueño.
No hay mayor prisa que la que el humo duerme,
subiendo al cielo sin aureola que mece
en cabeza de infierno con reloj de noche,
va corriendo sin corazón ni cráneo,
partido en dos, hecho pedazos de alcohol.
Pero con paso veloz se acerca…
…vida con muerte.
Fotografía: Marina Crovetto, isla de La Palma (2011)