La Boca del Silencio

Los silencios otorgan lo que las miradas cosechan.
La servidumbre de callar ante monumentos artísticos,
tales como un beso de amor o de sexo,
acechan corazones palpitantes
escuchados por mujeres y hombres
posando orejas sobre pechos,
y el vello invisible de poros encendidos
despierta a la luna entera o llena
que vigila impaciente la respiración inquieta.
Gritos, gritos posados en la oscuridad pétrea,
sueños e ilusiones que enloquecen bajo sábanas traslúcidas.

Abrazos, abrazo tras abrazo;
besos, beso tras beso;
caricias, 
caricia tras caricia…
Eternos.
Eternos sin sentido tras orgasmos.

Auténtico amor de pasión de una noche,
de dos, de tres, infinito instante,
instante acabado sin más como el ocaso,
con nostálgica emoción, con ternura y devoción.

Párpados cerrados y boca abierta,
intercambiando palabras ficticias
soñadoras como la vida misma,
pero calla la cama y duerme la almohada.
Silencio, hablando, silencio.
Y abre el ojo derecho y mira rápido,
y se miran rápido
y cierran los párpados de nuevo.
Callando, siempre callando lo deseado,
siempre orgullosos y adorando lo insano.
Mejor naturaleza.
Porque los silencias otorgan lo que las almas cosechan.

 

Fotografía: Picos de Europa, Asturias (Marina Crovetto)

 

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Marina Crovetto

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En mí podrás encontrar escritos simples y complicados, poesía, cuentos y microcuentos. La brevedad a veces lo es todo, como una fotografía que resume un largo viaje.

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