¿Qué pasa en mí que golpeo puertas cerradas? Cualquiera que te abandone logrará seducirte. Y viceversa. – Alejandra Pizarnik
Lo bueno de los años es la experiencia,
lo malo es el desencanto.
Desde el principio jugabas a no quererme
pero yo hacía trampas para que perdieras.
Soy una mujer de bonitos principios,
y finales de mierda.
Iba para oasis
y me estoy quedando en desierto.
Consigo siempre todo lo que quiero
(cuando ya no me importa).
Querer a alguien o no querer a nadie
es la medida de mi tiempo.
Te amo a ti.
Le quiero a él.
No quiero a nadie.
No tengo alas,
tengo miedo
(como una niña asustada pero peor
porque cuando eres una niña
hay muchas cosas que aún no sabes).
Quizás buscabas una chica que durmiera por las noches,
no se buscara en libros
y no se quisiera morir los domingos.
Nos faltaron desayunos,
tus manos debajo de la mesa
y ver esa película rara en la filmoteca.
Podría afirmar incluso que,
sin ropa y abrazándonos,
éramos bastante iguales.
Pero aparte de eso:
Nada.
¿Sabes cuándo conoces a alguien que no quiere estar solo,
y tú tampoco quieres estarlo,
pero no podéis no estar solos los dos juntos?
Las mujeres incomprendidas e inconformistas
estamos malditas.
(Soy tan mía que no puedo ser de nadie).
Me he hecho a mí misma.
O deshecho, ya no sé.
«You can’t always get what you want.
But if you try,
sometimes you get what you need».
Los Rolling me enseñaron que no siempre puedes tener lo que quieres,
pero es que yo n-u-n-c-a.
Lo peor del amor no es cuando se acaba,
es cuando no empieza.
Adiós,
que no hasta luego,
adiós.
Los poemas no se acaban,
se abandonan
(como a algunas mujeres).
Ojalá que la espera no desgaste mis ganas.