Ella sigue aquí

Se comprometieron en Carvoeiro, con unas bandas elásticas que luego fueron cambiadas por el anillo de una abuela checa. Quisieron extender su existencia con una descendencia que no llegó a existir, y entre la sangre y las pérdidas, él terminó yéndose, como nos vamos todos los que tenemos miedo.

Ella me contó su historia una noche de invierno, sin saberlo.

Las olas deben recordarle de aquel día, las calles también. Pero su presente ahora es frío y él la ha hecho invisible, ha desaparecido las exigencias de su carne y la ha reducido a un rincón de un lugar al que no quiere volver. Ella está sola con su niño y su amor muertos.

Él era un mundo entero para ella, lo dijo sin tapujos y agregando que entendía el tremendo cliché que salía de sus labios. Racionaliza su abandono y se mira las manos. Para ella todas las cosas están rotas solo porque ella lo está. Si ella se rompe, también lo hace el borde de todas las cosas. El ego se asoma incluso en las peores tragedias.

Para mí es distinto, yo desprecio estas muestras de vulnerabilidad, así que solo adivino la sangre entre sus dedos y los sacrificios que se habrían hecho demasiado pronto y se habrían olvidado aún más rápido. Y a diferencia de ella, comprendo el favor enorme que se le hace a una historia al acabarla.

Pues hay algo en las historias que terminan que aquellas que continúan siempre echarán en falta: la mitificación. Las decisiones detienen y congelan las historias, pero el tiempo se encarga de mitificarlas e inyectarles la belleza de los muertos.

Ellos siempre tendrán Carvoeiro, pase lo que pase. Todo lo que venga después solo es y solo será el largo período en el que ellos no existieron. Porque todo pasa salvo el pasado, aunque nos vendan y compremos lo contrario, por comodidad, por paciencia, por mera supervivencia.

Esa colonización del pasado es hoy una fortaleza. Y cierro los ojos y le doy tiempo para que vuelva a morir, para que regrese al lugar de los muertos de donde salen todas las historias. Cierro los ojos, pero ella sigue aquí.

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Isabel Carlota Roby

Isabel Carlota Roby

Dice ser la reencarnación de Alejandra Pizarnik. Vive en Ámsterdam. Terminó dos Masters en Derecho Internacional y Crímenes Internacionales en la Universidad de Ámsterdam; trabaja en la Corte Penal Internacional. Su mejor amiga tiene tres patas y es de Sri Lanka. En su otra vida planea ser gato.

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