He aprendido a echar dos terrones de azúcar al café
para que me endulce los fantasmas,
porque desde que te has ido
la cama no es un lugar seguro
para mis mañanas.
Me he roto por dentro de tanto recordarte
y ya no sé que parte de todo es nostalgia
y que trozo de dolor cobardía.
Hoy el metro me ha dicho que hay que tener cuidado al salir
y como una idiota he mirado antes de cruzar
por si eras tú con el que volvería a creer en caer.
Pero tú ya no estás
y yo me he ido.
Desde que aprendí a llorar
bailo la canción del olvido,
porque tus brazos, ya no son casa.
Autora del poema: Aldara Filgueiras
Blog: Bohemia de mierda