El Gran Hotel Budapest

Una de las grandes promesas en la carrera a los Oscar, y sin duda una de las más singulares y arriesgadas puestas en escena que se han visto durante el transcurso del año pasado en las salas cinematográficas. Y es Wes Anderson, sin duda alguna. Si nos hubiesen suprimido los títulos de crédito, y casi con los ojos cerrados habríamos acertado. Nadie como él tiene ese imaginario, nada como su técnica depurada para montar una de las grandes Odas a la niñez como fue Moonrise Kingdom. ni esta particular aventura y reconstrucción sobre el pasado.

Por supuesto al afirmar que es de Wes Anderson sin duda, y al ser esa la mejor etiqueta y la mejor forma de comercializar y que circule su obra, afirmamos casi rotundamente que es un film de culto de autor en el que la imaginación y ensoñación de Anderson son la base de la estructura de sus guiones y montajes. Pero ¿a qué (si se me permite) estereotipos nos referimos cuando hablamos de un film de Wes Anderson? Pues sobre todo a esa estética cercana al pastiche y obsesionada con lo retro, al mundo de la niñez y ensoñación, a esas continuas referencias al cine primitivo bebedor de lo mejor de la escena teatral, del peso de la Historia en sus argumentos, y sobre todo una conjugación grandiosa entre el humor y la melancolía.

Apostaría a que Anderson se posicionaría cercano a las perspectivas no realistas y no bazinianas sobre el cine, para decirnos, que el cine es una reconstrucción de la realidad, y que aunque su tendencia sea claramente a asemejarse con ella, ¿para qué hacer otra copia de la realidad misma cuando ya tenemos la original? Además esto me parece del todo oportuno al hablar del tratamiento de La Historia con mayúsculas, ya que tras las Guerras Mundiales y el horror y la barbarie cometida, quedó claro lo llamado “El fin del arte” y la necesidad de pensar el arte después de la muerte de éste. Sin duda grandes teóricos dijeron que la realidad había superado los límites, y que nada, ninguna recreación ni imagen fotográfica iba a hacernos partícipes de aquellas contiendas y días de miseria y muerte. Anderson, es uno de éstos cineastas que se distancian con la realidad, y que rompen esa ilusión del espectador, para directamente provocar una reflexión sobre la misma, como ya dijimos a través de una estética muy particular y desde el humor y la melancolía.

Fotograma de El gran hotel Budapest
Fotograma de El gran hotel Budapest  – 1

El Gran hotel Budapest, construido sobre flashbacks que unen dos momentos muy significativos para la historia como es el periodo de entreguerras y los años 60 y su reflexión filosófica, pone en juego todo un despliegue del glamour, la sociedad racional, estética y aparente previa a las Guerras, y la decadencia del tiempo propia de la crisis de los valores en los años 60.

Las referencias a la Gestapo, al nazismo son bastante sutiles, y lo mejor humorísticas, recuperando lo absurdo de una Guerra desde un humor propio de Anderson. Construida con una puesta en pantalla cercana al cine mudo, con una puesta en narrativa también cercana al mismo y referente a lo mejor de esos primeros films como son El regador regado de los Lumiere, o Asalto y robo al tren de Porter. Pero desde luego, la melancolía propia de Zero que se identifica casi con nuestro tiempo presente, viene de lo perdido, de esa grandiosidad alcanzada y que aún a día de hoy no sabemos ni cómo pensar.

Fotograma de El gran hotel Budapest
Fotograma de El gran hotel Budapest  – 2

La estética como ya dijimos es el punto fuerte para repensar toda la obra, a veces retro, otras muy cercana al pastiche, algunas escenas propias del expresionismo alemán. El Gran Hotel Budapest está cargado de referencias no sólo al propio cine sino al arte, como es el caso de los dos cuadros que aparecen y que son el motor de la obra. El niño con manzana, es una obra creada expresamente para el film. Y el segundo es la obra de Egon Schiele, un expresionista austriaco discípulo de Klimt del que también se respiran retazos en la obra. Por cierto, no se si me apresuro o no, pero el que el film de más importancia a una copia, una obra de arte hecha sólo para la película que la obra del propio Schiele, tiene mucho que decir sobre toda la reflexión que hay detrás de ésta gran película.

Fotograma de El gran hotel Budapest
Fotograma de El gran hotel Budapest – 3
Fotograma de El gran hotel Budapest
Fotograma de El gran hotel Budapest – 4

En definitiva, quedan muchas cosas que mencionar, porque cada segundo de ésta gran obra de arte tiene mucho que decir. Es sin duda una de las grandes obras de éste siglo.

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Paula López Montero

Paula López Montero

Nací en 1993, lo demás es historia

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