Anoche soñé contigo,
no tenías los ojos rojos ni un universo violáceo en las ojeras.
Tu nariz era tu nariz y no aquella fosa nasal que anunciaba muerte,
tus mejillas ya no eran globos hinchados de dolor y sangre.
Tu cabeza era sinónimo de pelo y pensamientos obscenos.
No te dolía, no conocías la oscura profundidad del dolor
y lo que venía después.
Tus manos hacían música y tu risa
producía que las cuerdas de todos los instrumentos sintieran envidia.
La guitarra se estremecía contigo.
Neruda me susurra al oído es tan corto el amor y tan largo el olvido
y yo mientras, escribo sobre el tono de tu voz y el ritmo de tus palabras,
porque es largo el olvido pero en ocasiones traicionero,
y lo que no quiero perder lo pierdo, se esfuma, se me escapa de entre los dedos
y no te encuentro por los rincones de mi mente: te ha raptado el olvido.
Anoche soñé con el desierto de tus ojos inertes
y me desperté, navegando en una cama de lágrimas y desconsuelo.
Autora del poema: Agnes M. (Inés Martínez) (Madrid)
Fotografía de cabecera: Juan Manuel Menéndez.