No tengo miedo
por verte aparecer en mi vida,
de nuevo, buscando lo que ya sabes
que no vas a encontrar.
Ni si quiera me queda café
para no soñarte,
ni cerveza para que te necesite.
Solo necesito un domingo,
una tarde a solas conmigo,
un día entero sin ti,
un abrazo que no duela,
un beso que no congele.
O una vida
que solo sea lluvia.
Necesito deshacerme de mis nudos,
mis dudas,
de todas las canciones
que lleven tu nombre,
de tu nombre;
de todas las vistas preciosas
que me enseñaste desde tus azoteas.
Olvidarme de tus rincones
de tus ojos que son pozos de deseo.
Ahora.
Ahora necesito odiarme
como quien se mira en el espejo
y no necesita nada más.
Tenerme; guardarme
en mí mismo,
convertirme en un baúl olvidado,
en una foto en blanco y negro,
en un trastero
vacío de recuerdos.
Nunca, a partir de ahora
voy a necesitarte
no a buscarte entre vasos
y música.
No voy a romper más cartas
ni a sonreírte como si fuéramos extraños
Intentaré no quererte,
olvidarte;
pero ten clara una cosa:
nunca voy a dejar de escribirte
por mucho que yo ni me conozca.