Guardo mis límites en una caja de cerillas y a veces, hasta arden.
No sé bailar salsa ni el agua,
es un defecto congénito como el corazón cobarde y mirar siempre dos veces atrás, para asegurarme de que tengo por donde huir.
Alimento mis miedos, por temor a una rebelión.
Tengo la certeza de que las certezas no existen y estoy completamente seguro de que soy exactamente aquello que nunca quise ser.
Hago apología del amor
aunque no lo practico.
Sé que el despertador es el mayor enemigo de los sueños y que cuanto menos duermes, más tiempo tienes para cumplirlos.
A menudo tropiezo con piedras, las beso, las arropo, les hago la cena y sólo las dejo ir cuando están listas para volar sin mí.
He andado buscando el horizonte, los oasis de felicidad, dónde nacían todos los ríos que son capaces de convertirse en mar, cuando yo no sé aún ni saltar sobre los charcos.
Todo esto soy yo.
Pero si buscas más adentro, podrás hacer espeleología en cuevas aún sin explorar.
Soy
Un desierto inhóspito,
Un pequeño microclima,
El imperio devastado
de lo que un día fui.