«¿Sabes qué hora es? ¿Solo, en la oscuridad?
Mamá, siempre estoy en la oscuridad»
Las historias de amor que nos suele contar el cine tienen una perfección increíble. Consiguen jugar con nuestras ilusiones y hacernos creer que existe un amor verdadero para cada uno de nosotros con un único argumento básico que nos viene a demostrar que el destino tiene buenos planes para los protagonistas. Las historias de amor en el cine suelen empezar con ‘chico conoce a chica’ pero en A primera vista (Hoje eu quero voltar sozinho, 2014) el chico y la chica ya se han conocido, son mejores amigos y es un tercero el que irrumpe en sus jóvenes vidas y les hace empezar a razonar y a sentir de manera diferente.
A primera vista también se puede reconocer por su mejor traducción Hoy quiero volver solito y es el maravilloso largometraje que siguió al cortometraje brasileño creado, en el año 2010, por el mismo guionista y director, Daniel Ribeiro, y con los mismos personajes principales, Ghilherme Lobo, Fabio Audi y Tess Amorim. No quiero volver solito (Eu não quero voltar sozinho) fue el comienzo de un trío amoroso que seguro sorprende a muchos, gusta a otros y enamora a todos los espectadores que le den una oportunidad a esta película que llega con muchos meses de retraso a España pero por fin está en las carteleras. Vigo, Lleida, Girona, Bilbao, Valladolid, Sevilla, Barcelona y Madrid son los únicos puntos geográficos elegidos para presentar esta historia de amor en tan sólo uno de sus cines (menos en el caso de Barcelona, que ha colgado el cartel en dos).
A través de Leonardo, el adolescente protagonista de 15 años, nos damos cuenta de lo que significa el amor en la juventud y sobre todo nos hace acercarnos inevitablemente hacia dos rasgo más que se incorporan con naturalidad en su historia; su ceguera y su homosexualidad. Lo llamativo y lo más acogedor de este largometraje es la astucia con la que todos los temas son presentados y tratados, con la mayor igualdad posible y sin tratarse de un capricho codicioso del director que explica las circunstancias de la historia así: “Yo quería crear una historia universal que, gay o heterosexual, ciego o no, permitiera que todo el mundo pudiera verse reflejado en lo que Leonardo experimenta”.
Pero esos no son los únicos temas que se diluyen en una pequeña trama que habla también del abuso escolar, del primer amor inalcanzable, de la amistad y de todo lo que somos incapaces de imaginar en nuestro futuro y en la valentía que cada uno decidamos tener para dar el primer paso e intentar alcanzarlo. Los problemas de Leonardo, Giovanna y Gabriel van a trasladarnos a la juventud con sus diálogos, sus miradas y sus aventuras que, aunque se presentan en un barrio y en un colegio lejano, están enfocados siempre en unos planos llenos de emocionantes detalles para viajar allá donde queramos llegar.
A primera vista es una película para ir a ver en familia, con la pareja, con amigos, en soledad, porque sea como sea, emociona y reconforta saber que hay un sitio en el séptimo arte para dar voz a los sentimientos, para no crear más personajes estereotipados y para hablar de temas que nos rodean y a los que hay que dar visibilidad para que el mundo pueda ser un poco mejor.
