Antes del Anochecer

Todo comienza en Antes del amanecer dónde Richard Linklater se abrió como director hacia el mundo y hacia su propia capacidad de creación. Nos regaló un relato en el que la conexión entre la propia realidad, los actores, el guión y la pregunta eterna sobre la existencia se tornaban definitivamente en una de las películas más atractivas de los últimos años. Diez años más hubo que esperar a que la relación de Hawke y Delpy nos presenciase delante de la gran pantalla para continuar su historia como si de un hecho real se tratase. Fuimos evolucionando con ellos y eso hace de esta trilogía otro fenómeno difícil de olvidar porque forma parte también del transcurso de nuestras vidas. Además la maestría técnica de las interpretaciones y de las tomas de cámara hicieron una increíble mímesis de la que el mismo Aristóteles estaría orgulloso.

Sabemos perfectamente que el cine como arte tiene la función de teletransportarnos a otra dimensión irreal (lo que sucede en pantalla), para luego dejarnos de nuevo en la vida y en la butaca, en muchos casos, tan indiferentes como habíamos entrado. No volvió a ser el caso de Antes del Atardecer, aunque se esbozó algo más débil que la primera, seguramente debido a la increíble vertebración del relato con el mismo film, dónde la relación de amor entre los dos sigue sin precisarse -algo en que en Antes del anochecer conseguirá- y que hace que te mosquees ante uno de los finales más frecuentes de Linklater: la interrogación.

Fotograma, Antes del anochecer
Fotograma, Antes del anochecer

Un film lleno de preguntas suele pecar de poseer un guión vacío y sin una buena arquitectura la película al final estalla en la nada. Pero cuando las preguntas son tu aliado y las manejas con tal perfección como la misma tradición hermenéutica surgen obras que tienen un viaje concreto: el despertar de la vida –un hecho heroico teniendo en cuenta nuestra sumisión ante el capitalismo-. Waking Life, película de animación en la que Linklater recoge sus mejores preguntas y que se configura paralelamente como la prolongación de la historia filosófica que hay detrás de la trilogía que ahora tratamos.

Es difícil ser indiferente, y quien lo es, es la prueba perfecta de que la concepción de la “masa” existe y de que ya queda menos espacio para llegar a la verdad. Antes del anochecer es sencillamente casi real.

Un relato sobre la posmodernidad. El individuo líquido. La herida de la mujer. El ego del hombre. El amor confundido y salvador. La vida como paso. El ciclo que siempre nos pone en nuestro lugar. Porque después de todo siempre amanece, atardece, anochece, y volverá el primero a poner orden al tiempo. Y volveremos a Grecia a encontrar todos los valores puros tan difíciles de hallar. ¡dónde si no, la cuna de la Filosofía y el pensamiento!

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Fotograma, Antes del anochecer

Es simplemente el ocaso de una relación, el punto más hermoso de los días, donde se dejan de preguntar por el futuro, y se empieza a responder con nuestro paso por el mundo. Y no es fácil. Y como decíamos, es una película sincera, porque lejos de reflejar un amor idílico, nos muestra el progreso de una relación difícil, de los problemas, emociones que tiene cada uno, del ser mujer, del ser padre, y de en definitiva ser amante y convivir hasta el atardecer de la vida.

Una genialidad y un ensayo sobre el tiempo y las relaciones perfectamente tallado y esbozado sobre la pantalla.

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Paula López Montero

Paula López Montero

Nací en 1993, lo demás es historia

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