Ellos no lloran
Ellos no lloran, ¿sabes? Al menos no de la manera en que lo hacemos nosotros, echando un mar de lágrimas
Ellos no lloran, ¿sabes? Al menos no de la manera en que lo hacemos nosotros, echando un mar de lágrimas
«Con gran sorpresa y una emoción intensa, el noble cuento aceptó el trato que la poesía le propuso y la
—¿Usted cree en la suerte? —preguntó el chico rubio al señor con sombrero sentado a su lado. —Sí, claro que
Encontré víboras entrelazadas en mi espalda. Me domaban los pasos como quien doma un camino de muertos. Encontré sillas vacías
La mosca se posa sobre el pastel. Al mirar dentro de los ojos, las pupilas han dejado de ser negras.
Te aviso que en mi cama cabes tú con tus canciones, yo con mi conciencia carcomida por la culpa y
Un día cualquiera, en un lugar cualquiera, a una hora cualquiera y con una temperatura cualquiera -eso sí, lloviendo-, apareció
Mírala, ¿la ves? Se ha vestido de niña y lleva las uñas pintadas sin saber hacerlo. Sonríe a desconocidos y evita
La insoportable levedad del estar siempre enamorada y que nunca sea de nadie. No era tonta. Se había pasado
No sé bien dónde me lo dejé. Tal vez fue la primera vez, trabado en algún ojal de su camisa