La vida es corta y el arte largo,
la vida es arte y el infinito,
ojalá, ojalá no acabe.
La vida es corta y el arte largo,
no termina en tu muerte,
ni en la de nadie.
Consagro su arte
allá muy lejos
en la almohada de azabache;
negra y oscura,
que huía del ayer,
del mañana,
enramado en la soledad
de su alma escarmentada.
Cae, cae la noche en lo claro,
la luz redondeada en su mechón
de piel caída.
Esculpe la agonía y la esperanza,
de ladridos que parten
a ninguna parte.
Se oyen saxos junto a arcoíris,
junto a nubes grises y sol de tarde.
Consagra su arte,
moviendo su cuerpo en el suelo,
en el aire que alguien sopla
con su música exquisita;
como una vía de escape,
que se moldea con el tiempo,
con el amor y el dolor
que el arte te encuentra.
La vida es corta y el arte largo,
la vida es arte y el infinito,
ojalá, ojalá no acabe.
La vida es corta y el arte largo,
no termina en tu muerte,
ni en la de nadie.
El recuerdo consagra su arte,
y adquiere inspiración y la reta,
rellenando los huecos inmensos
de infinitos y ocultos detalles.
Huecos de arte… con más arte.
Fotografía: Juana Gómez (Playa de San García, Algeciras)